jueves, 1 de julio de 2010

Todo por amor...

Hace exactamente 15 años, en los cuales prevaleció la tristeza para un grupo de personas allegadas a Santiago, un jóven de 21 años, de pelo medianamente largo de una tonada castaña oscura y unos brillantes y enamoradisos ojos celestes, y Ludmila, una muchacha de tan solo 18 años, de pelo castaño claro, con ojos color almendra, ya que ambos dejaron la vida terrestre para conocer la vida con Dios, reencarnar o quién sabe qué.
Un 1 de Julio del año 1995 fallecieron dos almas buenas y preciosas, por donde se las mire, en un trágico pero común choque automovilístico la bella dama, y por cuestiones amorosas y sentimentales, Santiago.
Aquél Miércoles de dicho anteriormente año, Santiago llevó a pasear a Ludmila como lo hacía semanalmente, en una fresca noche de invierno. Luego de una cena muy coqueta, se dispusieron en volver a sus hogares, en dicho trayecto Santiago llevaría a Ludmila a su casa, cosa que nunca ocurrió. En el camino, un auto verde oscuro cruzó en rojo, y chocó de frente al auto conducido por Santiago, lo cual produjo la mayor catástrofe para los jóvenes enamorados, que sería fatal.
Santiago, cuando recuperó un poco la conciencia, llamó inmediatamente a una ambulancia, que tardó unos 7 minutos en llegar, y que al hacerlo, se llevó a la preciosa de ojos almendra al hospital, donde la internarían en terapia intensiva. Por su parte, Santiago se tuvo que ocupar de los temas del automóvil, que por cierto poco le importaban, y al finalizarlos salió de urgencia al hospital donde su amada se encontraba internada.
Al llegar, la peor noticia que pudo tener en su vida, exceptuando la muerte de su padre unos años atrás, fue interpretada por sus oídos e interpretada por su cerebro, lo que condujo al llanto descontrolado de Santiago. ¿Cuál era esta catastrófica noticia? Ludmila no tenía mucho tiempo más de vida, sino que había entrado en un estado del que difícilmente volviera, ya con ambas piernas amputadas y gravísimos problemas en todos sus sistemas de órganos.
La familia de Ludmila nunca aceptó a Santiago, ya que a éste no le simpatizaba la idea del egoismo que había por parte de la familia de su hermosa novia y que además, tuvo el atrevimiento de hacérselos saber.
Santiago no comprendía que el egoismo prevaleciera hasta en estos temas tan severos, y que la madre de su novia no comprendiera que su hija sólo sufría, que su alma ya se había ido de esta tierra rumbo a la felicidad y la tranquilidad, y que solo quedaba su cuerpo, que poco a poco se iba destrozando, que su amada no era más que sufrimiento por dónde se la mire y que necesitaba dejar de sufrir.
Como la decisión de la madre tuvo influencia en los médicos, que desde un principio se negaron a todo lo que no fuera mantener con vida, si a tal sufrimiento, con esas discapacidades y ni la más mínima conciencia de lo que sucede se le puede llamar vida, a Ludmila, Santiago tuvo que tomar una desición que solo los más fieles y valientes enamorados pueden hacer: dar todo por su pareja, incluso la muerte.
Dicha decisión fue ir hasta su casa, tomar el revolver que su padre poseía en el segundo cajón de la cómoda de su habitación, donde Santiago no había vuelto a entrar luego del fallecimiento de Horacio, su padre, y volver al hospital, donde aguardó a que todo ser humano se apartara de la habitación de su novia, que aún así se veía hermosa, aunque con un rostro que plasmaba sufrimiento, y apagó aquella máquina que le permitía seguir respirando, y con su mano derecha, jaló el gatillo y decidió ponerle punto final a su vida, que fue tan felíz durante los 10 años en los que estubo de novio con Ludmila, y que terminó de la manera más catastrófica que existe sobre la faz de la tierra, con la presencia tan triste y oscura de la muerte.
Muchos amigos, familiares y allegados de Santiago no compartieron la decisión de éste, que por cierto jamás pudo saberlo en vida, ya que entendían que Santiago tenía toda una vida por delante, que podía ser reconstruida, y en la que podía ser felíz, pero se olvidaban de que el fallecido arriesgó la vida por su novia, por su amada novia, la cual era la persona que más importancia tenía en su vida junto a su madre, y además había algo que no sabían, y que en la reunión del Domingo próximo iban a recibir la grata noticia: Ludmila estaba embarazada de 2 meses, es decir que Santiago sería padre de un hijo proveniente de él y su amada novia, lo cual era la sensación más hermosa que había sentido en sus 21 años de vida.
Aunque pocos se animen y menos lo entiendan, cuando el amor existe, ni el peor mal que prevalece sobre la faz de la tierra puede terminarlo, y mucho menos eliminarlo, y entre estos males, se encuentra la muerte.


Claro está que esta historia es ficticia.
Geem ^^